
(por Francisco Mazzucco, Grupo Mejor Pino)
Nos despertamos como cada mañana. Otra mañana, de una larga semana, donde debemos ir a trabajar; viajar apretados en colectivos y subterráneos, soportando el mal humor de la gente y la rutina. “El fin de semana fue muy corto; el lunes se hace imbancable”. Y eso que recién comienza. El tedio de saber que la historia de siempre, de todos los días, va a repetirse como un disco rayado, rayado, rayado...
¿O no? ¿O tal vez, algo, capaz, quizás, variará el aburrimiento de la rutinaria vida? Y que pueda ser posible que las tapas de los diarios no nos despierten una amarga resignación. Que por una vez nos despertemos leyendo una alegría, un triunfo, una pequeña y sorpresiva victoria, que no sólo sea futbolera. Que nos levantemos esa mañana sonrientes, queriendo ir al laburo, a la oficina, a tomar incluso un taxi sólo por el deseo de comentarle a todos los que crucemos “¿viste?, ¡perdió Macri!”
Un lunes donde todo puede cambiar de golpe. Donde la calle hierva de fiestacon los rumores, con las sonrisas. Cuando muchos, pero muchos, nos sintamos hermanados, unidos por algo. Por un cambio. Y sepamos que a pesar de las diferencias entre nosotros, entendemos aquello a lo que no queremos regresar jamás, como argentinos. Al pasado oscuro de la pesadilla e injusticia neoliberal, de golpes, de ajustes, de hambre y de muertes. La ciudad dormida, extraviada en el intento de volverla una ciudad shoping, podrá despertar. Y empezar a recorrer el necesario camino para hacerla una ciudad para todos. Y eso depende de la tapa del diario del lunes. De qué es lo que allí se lea. Pero recordemos que la tapa de este próximo lunes no la harán ni los titulares del fútbol, ni la sensación de inseguridad ni las noticias de cholulos y divos. Porque la tapa de este lunes la haremos nosotros mismos, todos nosotros.
Nosotros, nuestros padres, nuestros hermanos y amigos, nuestros vecinos. Cada uno haremos esa tapa a lo largo del domingo. Tendremos en nuestras manos un papel importante, y en él escrito un “que se vaya Macri” o un “que todo siga igual”.
El batacazo, el candidato sorpresa que arrasa como una marea depuradora con los sospechosos de siempre, también puede limpiarnos Buenos Aires de su mugre neoliberal. Podemos ser los redactores de la noticia, jugar un papel útil en todo esto. Y no ver la Historia pasándonos por al lado. El domingo podemos escribir de antemano la historia del próximo lunes. Podemos escribir la tapa del diario que nos dará indudablemente tantas alegrías -como un triunfo en el Mundial-. Esta vez no será un partido contra los ingleses (aunque se parezca un poco a un partido contra los representantes locales de los yankees) Pero la mano de Dios volverá a estar en el medio. Por una vez, nosotros seremos la mano tocada con la magia para cambiar este juego. Y de nuestra decisión, y de hacer fuerza entre nuestros familiares y amigos por ella, depende el resultado de este encuentro.
Podemos dejar de sentirnos visitantes en nuestra propia Nación, en nuestra propia ciudad, y volver a sentirnos locales, a ser los que deciden en este importante juego electoral.
El domingo la jugamos nosotros, y la tapa del lunes va a mostrarnos como con poco equipo, pero con una enorme pasión logramos dar vuelta el partido a último momento. Y logramos llenar de goles a un equipo amarrete, pechofrío y muy PRO. El 29 de junio podemos despertarnos y gritar de alegría por la tapa del diario del lunes. O leer sólo las noticias de todos los días.
Yo voy a hacer mi parte para lograr lo primero. Conozco a muchos que van a hacerlo. Vos también podés sumarte a hacerlo. Este lunes elijamos dejar de ser sólo lectores de nuestras vidas, elijamos ser los autores de la tapa del diario y de nuestra propia Historia. Elijamos vencer al neoliberalismo en la ciudad, elijamos lo mejor. El domingo, votemos el cambio. Votemos plantarlo a Pino en el Congreso de la Nación. Elijamos un voto útil y de largo plazo.Elijamos poner la alegría en las tapas de todos nuestros diarios. De mí, de vos y de todos depende. De la acción de cada uno.
Por una vez en cuatro años tenemos la palabra: “Victoria sorprendente de Pino Solanas ¡Perdió Macri!”
¡¡Vamos a hacerlo!!
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